Dentro del repertorio de monumentos curiosos, no cabe duda que el del Ángel Caído, por su originalidad e inusual temática lo ocupa un lugar importante en la ciudad de Madrid desde hace bastante tiempo. Esto se lo debemos al pintor Benito Soriano Murillo, a la sazón subdirector del Museo del Prado en 1879, quien tuvo la iniciativa para que esta estatua de Ricardo Bellver, que formaba parte de la
El Ángel Caído, obra del escultor madrileño Ricardo Bellver (1845-1924), fue realizada en yeso en el año 1877 y se decidió que fuera expuesta en la Exposición Universal de París de 1878, pero para ello tuvo que ser fundida en bronce, lo que se hizo en la capital francesa. La iniciativa para que esta obra se expusiera en esta zona del Retiro donde antes se alojaba la Fábrica de Porcelana de La China, fue del subdirector del Museo del Prado Benito Soriano Murillo quien en 1879, encargó al escultor Francisco Jareño que realizara un pedestal para la estatua. Finalmente, en 1885, se inauguró con formato de fuente, el monumento que vemos hoy.
La fuente está formada por un pilón en cuyo centro hay un pedestal en forma de pirámide octogonal en cuyos lados hay ocho originales diablos que con sus garras atrapan lagartos, peces y serpientes. Estos diablillos, obra del mismo Jareño, son los que proveen de agua al pilón a través de los chorros que salen de sus bocas. Sobre este pedestal hay una serie de cuerpos que a modo de tronco soportan la estatua propiamente dicha. La estatua de Bellver pretende mostrarnos el momento en que los ángeles que se rebelaron contra Dios fueron expulsados del Cielo. El ser representado en este monumento es el cabecilla de los ángeles rebeldes, Lucifer, el Maligno; también conocido como Satanás o comúnmente El Diablo. El personaje, tras ser expulsado se halla contorsionado y semi tendido sobre unas rocas. Sobre su cuerpo está enroscada una gran serpiente, símbolo del mal y de la tentación del pecado original. Parece gritar o maldecir a Dios, responsable de su caída y al que seguramente puede ver a través de un agujero que se abre en las tinieblas. La iconografía de esta obra está basada en la tercera y cuarta estrofa de El paraíso perdido de John Milton:
"Por su orgullo cae arrojado del cielo con toda su hueste de ángeles rebeldes para no volver a él jamás. Agita en derredor sus miradas, y blasfemo las fija en el empíreo, reflejándose en ellas el dolor más hondo, la consternación más grande, la soberbia más funesta y el odio más obstinado"
La Fuente del Ángel Caído, que ocupa el centro de la glorieta con el mismo nombre, es un reclamo para muchos turistas que guardan un momento para acercarse a éste lugar. A menudo se ha explicado que éste era el único monumento dedicado al demonio en todo el mundo. Pero esto no es verdad, pues se sabe que existen al menos otros dos: una estatua situada en Turín (Italia) y la otra en Quito (Ecuador). Otra curiosidad relativa a este monumento es que se haya situado a una altura de 666 metros sobre el nivel del mar, cota que por otra parte es habitual en Madrid. No deja de ser por ello, una coincidencia reseñable el hecho que éste sea el número de la bestia que está asociado a Satanás o al Anticristo en el libro de Revelaciones de San Juan del Nuevo Testamento.
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