El pasado 15 de diciembre de 2021 fue inaugurado en la Plaza del Conde del Valle de Súchil, en el barrio de Chamberí, una réplica de la famosa cabina telefónica popularizada por el actor José Luis López Vázquez en el cortometraje La Cabina, dirigida por Antonio Mercero, con guion del mismo y de José Luis Garci. Emitida en TVE el 15 de diciembre de 1972, hace ahora casi 50 años, el film nos narra una perturbadora y kafkiana historia en la que un hombre corriente queda encerrado en este espacio sin posibilidad de salir, a la vista de todos, ante la indiferencia de las personas que asisten a esta surrealista historia que además hacen poco por ayudarle. La emisión constituyó todo un acontecimiento sociológico en aquella época en la que todo el mundo veía la misma cadena de televisión, provocando que incluso mucha gente desistiera de utilizar estos teléfonos públicos por un miedo inconsciente a quedarse atrapado igual que le ocurre al protagonista de la historia.
La inauguración de este monumento coincide en el tiempo en el que la profusión de teléfonos móviles y el acceso a Internet ha motivado la inutilidad de este servicio público, estando previsto en este 2022 la retirada de todas las cabinas de teléfonos en Madrid.
La idea de este original homenaje al director de cine, autor de Verano Azul o Farmacia de Guardia parte del guionista David Linares, natural del barrio de Chamberí que propuso en 2018 a través de Twitter que sería bonito recordar a Mercero (fallecido aquel año) con un monumento en la ciudad que había protagonizado muchas de sus películas y en concreto con ésta de La Cabina que le otorgó reconocimiento internacional y un premio Emmy. Aquella propuesta fue bien recibida entre el gremio de actores, luego por parte de Telefónica y familiares y finalmente por el Ayuntamiento de Madrid.
La réplica fue encargada por Telefónica al escultor y encargado del atrezzo del programa Cuarto Milenio de Cuatro, Juan Villa. Algo mayor que la original (2,5 m frente a los 2m de la construida para la película) y en el mismo color, rojo. También está elevada para evitar el vandalismo y por supuesto no puede abrirse. Por otra parte, la ubicación del monumento es muy cercana a donde se rodó el cortometraje, en una pequeña plaza de una urbanización particular entre las calles de Arapiles y Rodríguez San Pedro.
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