Pinta Malasaña es un festival de arte urbano, destinado a un gran número de
artistas y que organizado por colectivos como Madrid
Street Art, el periódico Somos Malasaña e incluso empresas
como la cervecera Mahou, que se caracteriza por divulgar el street art y
el embellecimiento de espacios tan variados como cierres de comercios, puertas e incluso
cristaleras, transformando en color y modernidad las calles de este castizo
barrio, que de otra manera podrían ser pasto del vandalismo y la degradación.
Este año, si la pandemia lo permite, celebrará de nuevo su VI edición
por el mes de septiembre.
Dentro del contexto de
este festival, uno de los espacios, quizás más inesperado, lo
encontramos en la calle Galería de Robles. Se trata de una corta vía cercana a
la glorieta de Bilbao y la Plaza Dos de Mayo, que al no disponer de aceras, la
circulación de peatones y entrada a los portales está asegurada mediante
bolardos situados en ambos lados de la calle que impiden el aparcamiento. Estos
sufridos postes de hierro, a menudo improvisados urinarios de perros (siempre
machos), sirvió durante la primera edición de 2016 como curioso lienzo
para la expresión de los artistas que aprovechando su esbelta forma simulaban ser farolas, faros, diversos personajes u objetos como cigarrillos o lapiceros. En otros casos importaba más la textura, el mensaje o incluso la abstracción.
En el año 2019, la decoración de los bolardos estuvo abierta al público en general, incluido niños y jóvenes. Pero a pesar de ser artistas de carácter amateur, los diseños no desmerecieron a los de años anteriores, algo que podemos observar en las fotografías que acompañan a esta entrada.
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