En los jardines de la embajada rusa en Madrid, puede verse una escultura que podría interpretarse como una obra abstracta de algún escultor moderno que con un fin, a mitad de camino de la interpretación artística del autor y la meramente decorativa. Pero aparte de estos parámetros, hay un tercero más insospechado, pues nos hallamos ante la réplica a tamaño real de un satélite artificial soviético, que tiene el honor de ser el primer satélite enviado al espacio por el ser humano, el famoso Sputnik 1, cuyo nombre en ruso (Спутник) significa "compañero de viaje". Se trataba del primero de los cuatro que la Unión Soviética puso en órbita con ese nombre (el siguiente sería el de la perrita Laika) y además de ser pionero en la historia de la Astronáutica, también realizó mediciones de las capas altas de la atmósfera y la propagación de ondas de radio en la ionosfera. La forma de este objeto era el de una esfera de aluminio de 58 cm de diámetro y 83 kg de peso que llevaba instaladas cuatro largas y finas antenas de 2,5 metros. El lanzamiento con un cohete tipo R-7 se realizó el ya lejano 4 de octubre de 1957 desde el cosmódromo de Baikonur (Kazajistán) y tras dar 1440 vueltas a la Tierra durante tres meses, se destruyó incinerándose tras su reentrada en la atmósfera terrestre el 4 de enero de 1958.En el monumento observamos al Sputnik simulando estar girando alrededor de un monolito metálico, con un agujero en el centro que podríamos asimilar al planeta Tierra. También hallamos una placa en conmemoración del ingeniero ucraniano Serguei P. Koroliov (1907 -1966) considerado el pionero de la astronáutica soviética y diseñador del satélite. La tarea le llevó menos de un mes pues el diseño era bastante simple y le llevó apenas un mes.
El monumento fue erigido en conmemoración del cincuenta aniversario del lanzamiento del Sputnik aunque no fue inaugurado hasta junio de 2009. Asistieron a la ceremonia el alcalde de Moscú, Yuri Luzkhov y los astronautas Oleg Kotov y el futuro ministro Pedro Duque.
No abandonamos la embajada rusa, pues para completar el homenaje espacial, en el frontal del edificio encontramos una imagen sonriente de Yuri Gagarin, el primer hombre que llegó al espacio. El mural, en realidad una copia digitalizada, responde a un encargo de la embajada rusa al pintor Augusto Ferrer Dalmau (Barcelona, 1964) que nos despide con una frase ecologista, tal vez preparada: "Veo la Tierra. Es tan hermosa. Pobladores del mundo, salvaguardemos esta belleza. No la destruyamos".
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