El 9 de noviembre de 1989, un acontecimiento histórico era retransmitido en directo a través de todas las televisiones del mundo: miles de berlineses se apiñaron de manera espontanea frente al muro que había separado durante 30 años los dos sectores de la ciudad. Aquello significó el final de la división entre las dos Alemanias y el fin del bloque comunista. Los días siguientes, muchos de los ciudadanos armados de martillos se llevaron trozos de recuerdo de aquel muro. Algunos los venden aun en tiendas de souvenirs en los aledaños de East Side Gallery en Berlín y que con 1,3 km de longitud es la sección del muro más grande que se conserva en la actualidad. Otras fragmentos han viajado a diversos países. desperdigándose universalmente con lo que existen unos 400 lugares en todo el mundo, donde pueden ser visitados. Se encuentran en sitios tan dispares como la frontera de las dos Coreas, una estación de ferrocarril en Mónaco o un urinario en Las Vegas (EE.UU.) España no fue una excepción y en la actualidad pueden verse en Redondela (Pontevedra), la Isla de la Cartuja (Sevilla), Torrejón de Ardoz (Madrid) y el mismo Madrid donde tres grandes bloques son expuestos dentro de un estanque de agua. El lugar como no podría ser de otra forma, es el parque de Berlín.
El origen del parque se remonta a 1966, cuando el entonces alcalde de Berlín Oeste, Herbert Ernst Karl Frahm pero que todo el mundo conoce como Willy Brandt anunció que visitaría Madrid y en su honor, la corporación municipal presidida en aquel entonces por Carlos Arias Navarro decidió crear un parque en su honor. Finalmente, Willy Brandt no acudió a la inauguración, y en su lugar acudió el embajador alemán en España.
Los tres fragmentos del muro de Berlín fueron cedidos a nuestro país en noviembre de 1990, es decir un año después de la caída del muro y se encargó de su traslado el por entonces alcalde, Agustín Rodriguez Sahagún. Las piezas con forma de L, de 5 metros de altura y 1,20 metros de ancho están ubicadas al norte del parque sobre una lámina de agua que impide que los grafiteros sobrepongan sus actuales diseños en los graffities originales que curiosamente estuvieron a punto de desaparecer por que un funcionario del Ayuntamiento estuvo a punto de limpiarlos. Una inscripción con fecha de 9 de noviembre de 1990, acompaña al conjunto: "En memoria del derribo del muro de Berlín, parte de él, queda aquí"
Comentarios
Publicar un comentario