La reciente remodelación de la Plaza de España, iniciada en 2020 ha permitido el descubrimientos de varios descubrimientos arqueológicos que han visto la luz tras muchos años escondidos en el subsuelo. Uno de ellos los restos del los arcos del Cuartel de San Gil.
Diseñado por el arquitecto italiano Francesco Sabatini, el cuartel se encontraba en la parte norte de lo que hoy es la Plaza de España, en la antigua plaza de San Marcial. El edificio fue construido como asentamiento para el ejército idea era defender el flanco noreste del Palacio Real. Fue ocupado en 1808 por las tropas francesas durante el reinado de José Bonaparte, hermano de Napoleón. La posición defensiva del Cuartel de San gil quedó reforzada con la construcción a poca distancia del cuartel de la Montaña, donde hoy se encuentra el Templo de Debod. Sin embargo, el hecho histórico más reseñable ocurrió un 22 de junio de 1866, cuando un grupo de sargentos intentó sublevarse contra Isabel II, fue la llamada "Sargentada", preludio de la Revolución de "La Gloriosa" que finalmente expulsó a la reina de España. finalmente, la consiguiente urbanización y el propio deterioro del cuartel llevaron a que Tras más de un siglo de uso militar, en 1903 se decretara el derribo del cuartel, que finalmente se inició en 1906 y no finalizó hasta 1908.
Los arcos que han salido a la luz forman parte de la cabecera de la muralla defensiva del edificio están realizados en ladrillo y sílex, una técnica constructiva que ya existía en Madrid cuando en el siglo IX, los árabes ya construyeron la primera muralla en la ciudad. Su conservación en el lugar donde fue descubierta era una opción que se descartó en principio. Así que fue necesario el desmontaje de los arcos y su ubicación a unos 50 metros de donde fueron hallados. Los trabajos fueron llevados a cabo por el arqueólogo Miguel Ángel López Marcos, un prestigioso arqueólogo que lleva 20 años trabajando en Egipto como responsable de la restauración del templo funerario de Amenofis III (Amenhotep III) y que se ha ocupado del traslado de los famosos colosos de Memnon.
En el caso de la arquería de San Gil, aun no siendo un trabajo comparable a la envergadura y antigüedad de aquellos, ha resultado sin embargo una operación laboriosa, pero ha conseguido, al menos, que tras 118 años bajo tierra esta pequeña parte de la historia de Madrid haya sido puesto en valor en el paisaje madrileño.
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