Inaugurada en 1670 para dar servicio al barrio de Lavapiés, habitualmente se ha expuesto que la iglesia de San Lorenzo está construida sobre una antigua sinagoga, es poco probable que esto sucediera pues toda esta zona se encontraba extramuros y despoblada en época medieval. Se convierte en parroquia independiente el 18 de junio de 1799. Fue a principios del siglo XX cuando el párroco Francisco Bocos Hernandez, fusilado en 1936 durante la Guerra Civil, quien realizó importantes reformas en la iglesia, consiguiendo levantar una torre gracias a las limosnas recibidas por los fieles. Sin embargo y tras sufrir varios incendios, el más destructivo, al comienzo de la Guerra Civil por grupos afines al Frente Popular que la dejó en ruinas hasta que fue reconstruida en los años 40 segun el proyecto de los arquitectos Sixto y Antonio Cámara Niño, siendo inaugurado el nuevo templo el 9 de agosto de 1950. Nos encontramos, por tanto, con un templo de factura moderna cuyo escaso patrimonio, de haberlo pues ya era una humilde iglesia antes de la Guerra Civil, fue totalmente destruido durante la Contienda. Sin embargo el principal reclamo de este templo son las pinturas murales del navarro Emilio Sánchez Cayuela (1907-1993). El mural de San Lorenzo, restaurado recientemente, es un claro exponente del estilo diverso y contemporáneo de este artista discipulo de Daniel Vazquez Díaz a quien conoció cuando estudiaba en la Real Academia de Artes de San Fernando y que posteriormente ayudó en 1935 en la creación de los frescos que decoran el monasterio de La Rábida (Huelva). Publicó sus primeros dibujos en la prensa local pamplonesa, con el pseudónimo de Gutxi, que es como sería conocido en adelante. Es autor entre otros, de los murales que decoran las iglesias de San Francisco Javier y de San Antonio, ambas en Pamplona. De su estancia en Italia proviene su idealización del arte clásico donde destacan sus retratos y sensibilidad por el paisaje. Los murales de la Iglesia de San Lorenzo (1951) son un ejemplo de su estilo en los que fiel a su inclinación geometrica divide la obra realizada en el presbiterio en diez escenas o fragmentos: Uno central que recoge escenas de la vida de este martir oscense; dos laterales que representan la ascensión de Cristo y la Asunción de la Virgen y finalmente siete casetones con imagenes de ángeles, querubines y del Espíritu Santo en forma de Paloma. Las cinco escenas de la vida de San Lorenzo que se muestran en el mural central representan la entrada del martir en el cielo, su martirio en la parrilla, la conversión de su carcelero, San Román, cuando da limosna a los pobres y la detención del papa Sixto II tres días antes del martirio.
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| Interior del templo |
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| Detalle del fresco del presbiterio |





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